martes, 3 de mayo de 2011

Haz el amor, no la guerra.

“Si aplicásemos el ojo por ojo, todos acabaríamos ciegos”
                                                                   Ghandi

"El hombre es un lobo para el hombre"
                          "Thomas Hobbes"






Ayer, EEUU mató a Bin Laden, ese terrorista sin escrúpulos, atroz y sanguinario.

Todos nos despertamos con la noticia.
Está todo tan fresco aún, que no hemos salido todavía de la conmoción. Su cadáver, según el noticiero, ha sido arrojado al mar por los Estados Unidos de América, pensando que así sería mejor para todos, aunque para ello no hayan preguntado a nadie, como casi siempre.
Es la primera vez que toco un tema ajeno a Paula en su blog. Espero sepa disculparme.
No quisiera hacer del rincón de mi futura hija un debate político. Ella no se merece eso. Aún es demasiado pura para toda esta carroña, pero a mí me invade una sensación extraña y, con su permiso, quería hacer algunas reflexiones, seguramente ingenuas en estos tiempos que corren.
Gente como Bin Laden, radical y extremista, creo que está claro que sobra en el mundo, pero no puedo dejar de pensar en todas las barbaridades que EEUU viene haciendo a lo largo de la historia, creyéndose el rey del mundo, pasando por encima de todo y de todos e imponiendo leyes a otros pueblos lejanos. Resulta paradójico que hace años diera armas a Bin Laden y lo instruyera en la guerra y ahora tire al mar su cadáver y venda al mundo entero una noticia con la que, en parte, lavar su imagen. No quiero hacer demagogia fácil, pero está claro que algo no va bien.
Gente muriéndose de hambre y el Gobierno pagando a los dueños de las tierras para que no produzcan alimentos y mantener precios altos. El mundo está podrido.
Tampoco puedo dejar de pensar cómo algunos gobernantes, con la hoja de ruta que tienen a sus espaldas, no son considerados terroristas.
Después de lo de ayer de Bin Laden, creo que quedan muchas preguntas en el aire. Supongo que el devenir de los días nos irá aclarando un poco todo, y tendremos más noticias para poder juzgar, no sólo la justicia o injusticia de su muerte, sino ir un poco más allá.
Para mí una cosa está clara: La guerra seguirá. Y las víctimas seremos siempre nosotros, los civiles. Afganos, Pakistaníes, Españoles, Ingleses o Americanos. La bandera da igual. Gente inocente, en cualquier caso. Personas que no merecen morir y desgraciadamente van a seguir muriendo.
No me creo nada. Mienten los medios de comunicación, porque enseñar al mundo sólo el lado que interesa de la noticia es faltar a la verdad. Esto es un Capitalismo atroz y salvaje que nos está devorando cada día un poco más.
Ya no existen valores humanos, todo son intereses asquerosos y para lograrlos vale cualquier cosa: pisotear, engañar, mentir, matar. Hoy en día vale todo.
A veces da asco vivir en un mundo así.
Estamos totalmente deshumanizados.
Sólo nos va quedando, al final del día, volver a casa y replegarnos cada uno en nuestro rinconcito particular, donde ser lo que de verdad somos y amar lo que de verdad amamos.
Acaso esta isla inocente. Estar con los nuestros.
Tanto amor para darte me viene quedando, Paula.
Y perdón, no volverá a ocurrir. Este rincón es tuyo.
Te quiero, hija.

Papá

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Carta a Bush sobre el 11 de Septiembre (Atentado de Las Torres Gemelas) difundida en Internet.
¿Cómo se siente? ¿Cómo se siente ver que el horror estalla en tu patio y no en el living del vecino? ¿Cómo se siente el miedo apretando tu pecho, el pánico que provocan el ruido ensordecedor, las llamas sin control, los edificios que se derrumban, ese terrible olor que se mete hasta el fondo en los pulmones, los ojos de los inocentes que caminan cubiertos de sangre y polvo?
 
¿Cómo se vive por un día en tu propia casa la incertidumbre de lo que va a pasar? ¿Cómo se sale del estado de shock? En estado de shock caminaban el 6 de agosto de 1945 los sobrevivientes de Hiroshima. Nada quedaba en pie en la ciudad luego que el artillero norteamericano del Enola Gay dejara caer la bomba. En pocos segundos habían muerto 80. 000 hombres, mujeres y niños. Otros 250. 000 morirían en los años siguientes a causa de las radiaciones. Pero ésa era una guerra lejana y ni siquiera existía la televisión.
 
¿Cómo se siente hoy el horror cuando las terribles imágenes de la televisión te dicen que lo ocurrido el fatídico 11 de septiembre no pasó en una tierra lejana sino en tu propia patria? Otro 11 de setiembre, pero de 28 años atrás, había muerto un presidente de nombre Salvador Allende resistiendo un golpe de Estado que tus gobernantes habían planeado. También fueron tiempos de horror, pero eso pasaba muy lejos de tu frontera, en una ignota republiqueta sudamericana. Las republiquetas estaban en tu patio trasero y nunca te preocupaste mucho cuando tus marines salían a sangre y fuego a imponer sus puntos de vista.
 
¿Sabías que entre 1824 y 1994 tu país llevó a cabo 73 invasiones a países de América Latina? Las víctimas fueron Puerto Rico, México, Nicaragua, Panamá, Haití, Colombia, Cuba, Honduras, República Dominicana, Islas Vírgenes, El Salvador, Guatemala y Granada.
 
Hace casi un siglo que tus gobernantes están en guerra. Desde el comienzo del siglo XX, casi no hubo una guerra en el mundo en que la gente de tu Pentágono no hubiera participado. Claro, las bombas siempre explotaron fuera de tu territorio, con excepción de Pearl Harbor cuando la aviación japonesa bombardeó la Séptima Flota en 1941. Pero siempre el horror estuvo lejos.
 
Cuando las Torres Gemelas se vinieron abajo en medio del polvo, cuando viste las imágenes por televisión o escuchaste los gritos porque estabas esa mañana en Manhattan, ¿pensaste por un segundo en lo que sintieron los campesinos de Vietnam durante muchos años? En Manhattan, la gente caía desde las alturas de los rascacielos como trágicas marionetas. En Vietnam, la gente daba alaridos porque el napalm seguía quemando la carne por mucho tiempo y la muerte era espantosa, tanto como las de quienes caían en un salto desesperado al vacío.
 
Tu aviación no dejó una fábrica en pie ni un puente sin destruir en Yugoslavia. En Irak fueron 500. 000 los muertos. Medio millón de almas se llevó la Operación Tormenta del Desierto... ¿Cuánta gente desangrada en lugares tan exóticos y lejanos como Vietnam, Irak, Irán, Afganistán, Libia, Angola, Somalia, Congo, Nicaragua, Dominicana, Camboya, Yugoslavia, Sudán, y una lista interminable? En todos esos lugares los proyectiles habían sido fabricados en factorías de tu país, y eran apuntados por tus muchachos, por gente pagada por tu Departamento de Estado, y sólo para que tú pudieras seguir gozando de la forma de vida americana.
 
Hace casi un siglo que tu país está en guerra con todo el mundo. Curiosamente, tus gobernantes lanzan los jinetes del Apocalipsis en nombre de la libertad y de la democracia. Pero debes saber que para muchos pueblos del mundo (en este planeta donde cada día mueren 24. 000 pobladores por hambre o enfermedades curables), Estados Unidos no representa la libertad, sino un enemigo lejano y terrible que sólo siembra guerra, hambre, miedo y destrucción. Siempre han sido conflictos bélicos lejanos para ti, pero para quienes viven allá es una dolorosa realidad cercana, una guerra donde los edificios se desploman bajo las bombas y donde esa gente encuentra una muerte horrible. Y las víctimas han sido, en el 90 por ciento, civiles, mujeres, ancianos, niños... efectos colaterales.
 
¿Qué se siente cuando el horror golpea a tu puerta aunque sea por un sólo día? ¿Qué se piensa cuando las víctimas en Nueva York son secretarias, operadores de bolsa o empleados de limpieza que pagaban puntualmente sus impuestos y nunca mataron una mosca?
 
¿Cómo se siente el miedo? ¿Cómo se siente, yanqui, saber que la larga guerra finalmente el 11 de septiembre llegó a tu casa?

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Perdón otra vez, hija. Sólo quería que supieras que, si fuera por tu padre, el mundo sería distinto y no existirían las guerras. Y que lucharé a muerte por dejarte un rosario de buenos valores en la vida.

Prometo escribirte mañana algo MUCHO MÁS BONITO.

2 comentarios:

  1. Ojalá hubiese en el mundo muchas más gente buena como tú, cariño. Sin duda todo nos iría mucho mejor.
    La verdad es que no es el mejor de los mundos al que traemos a nuestra hija, pero estoy segura que sabremos inculcarla buenos valores, la enseñaremos a pensar por si misma y a tener sus propias opiniones. Y sobre todo, la enseñaremos a ser una buena persona, contigo tiene un buen espejo en el que mirarse.

    Un beso muy fuerte papi. Y otro para ti pequeñaja.
    Os quiero a los dos.

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  2. Quizá algún día, hermano, cuando la gente ya no aguante más y estemos al límite, nos echaremos todos a la calle a luchar por un mundo mejor, más bueno, más humano, donde los buenos sentimientos sean el motor que haga que podamos convivir en armonía y no sólo mirándonos el ombligo.

    Hasta que llegue ese día, yo estoy segura de que llegará, porque esto no puede seguir así (aunque nosotros no lo veamos) hasta entonces, lo único que nos queda es dejar un buen legado en nuestros hijos, tenemos que ser capaces de enseñarles que ante todo deben ser buenas personas, con esto ya tendremos mucho conseguido.

    Tu hija, vuestra hija, debe saber cómo pensáis, eso hará que crezca con vuestros buenos valores, por eso creo que, de vez en cuando, no está mal que los pongáis en su blog, yo trato de hacer lo mismo con el de tus sobrinas, sin pasarnos claro, al fin y al cabo ésta es una de las misiones más importantes que tiene para mí el blog.

    Un besazo muy fuerte para todos, familia, y en especial para mi sobrina Paula que crecerá feliz, estoy segura de ello.

    "El sueño de una sola persona nunca dejará de ser un sueño. En cambio, un sueño compartido puede ser el inicio de una bella realidad"
    (Helder Cámara)

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