Ayer me levanté positivo y con ganas de pasar un día agradable y bonito en compañía de mis dos chicas y amores: Susana y Paula.
Últimamente la rutina y el vernos poco por los distintos horarios ha hecho que caigamos un poco en la rutina y demos las cosas por hechas, dichas o sabidas, así que, por lo menos yo, he decidido hacer todo lo que esté en mi mano para que esto sea así.
Las cosas hermosas que me ha regalado la vida las voy a cuidar siempre.
Así que decidí invitar a Susana a comer a Botín, el restaurante donde celebramos nuestra boda y un lugar tremendamente especial para nosotros y especialmente mágico para mí. No sabría describir muy bien la sensación que tengo cada vez que voy a Botín.
Fue una sorpresa, y las sorpresas suelen saber bien si son bonitas y agradables.
Comimos fenomenal y lo más importante, estuvimos juntos, hablando, riéndonos y disfrutando mucho de Paula, nuestro Pichón.
Os quiero, amores míos.
Abrazos y besos gigantes para todos.
Paula en el andén esperando el tren para ir al Centro
Aquí riéndose con mamá
Ya dentro del tren sentada con papá
Subiendo las escaleras mecánicas para salir ya a la calle
Y ya en la puerta de Botín posando con mamá
Eligiendo lo que más le apetecía de la carta...
Para empezar, nos invitaron a unas croquetas y unos calamares, y Paula no perdió el tiempo ...
También le regalaron un pequeño tenedor de madera con grabado BOTIN.
Unas sopas de ajo con huevo y migas para calentar el cuerpo... Paula seguía dándole a las croquetas
Aunque tampoco le hizo ningún asco a la sopa y al final se comió un buen platito.
Luego llegaron los entrantes, las gambas al ajillo y las almejas Botín, y Paula también comió gambas y almejas, por supuesto.
Mientras esperábamos ya el cochinillo, Paula aprovechó para jugar un rato con Pocoyó y con Minnie
Y ya con el cochinillo en la mesa, observen cómo lo devoró la pequeña Paula.
Se puso morada la tía.
Esperando los postres, Paula posa con papá
Aquí Papá, Mamá y Paula
Y aquí ya con los postres
Un pacharán de amor
Y llegó el momento de volver a casa y esperar de nuevo el tren
Ya dentro del vagón...
Y así llegamos a casa después de pasar un domingo muy agradable junto a nuestra hija Paula, que es un poco trasto pero nos alegra a todos la vida.