Lunes de Marzo en Madrid

Hola, Hija.

Quería contarte que hoy ha sido un día bonito para Papá y Mamá. Un lunes del mes de marzo en Madrid, que hemos compartido contigo, haciendo gestiones y paseando a tu lado por la vida.

Aunque tú aún estás en la barriga de mami y no te das cuenta, te voy a contar todo lo que hemos hecho Papá y Mamá, y tú con nosotros, naturalmente, porque ahora mismo, en todo lo que hace Mamá, inevitablemente estás tú, moviéndote y sacando bultos continuamente en su tripa.

Nos hemos levantado pronto, a las 7 de la mañana, nos hemos dado una ducha y hemos salido a la calle. Teníamos que ir a resolver unos papeleos de mayores, y como a esa hora las carreteras están llenas de coches, hemos cogido el Metro. Así también tú lo vas conociendo.

De “La Gavia”, que es nuestra casa, hasta “Iglesia”, Línea Azul. Ya lo entenderás. Allí hemos resuelto la primera gestión, y después (eran las 9:30 de la mañana), nos hemos ido a desayunar. Mientras tanto, tú, dando guerra como siempre, moviéndote dentro de la tripita de mami sin parar.

Después  hemos resuelto el segundo trámite de la mañana y nos hemos ido al centro de la ciudad, ya a dedicarnos tiempo a nosotros mismos.

El corazón de Madrid siempre es especial. Ya conocerás La Gran Vía, La Plaza Mayor, Preciados… y muchos otros rincones de la capital que, sin duda, merece la pena conocer y te encantarán. Ya pasearás entre sus gentes, escucharás sus ruidos y disfrutarás de la ciudad. Seguro que Madrid te va a gustar mucho. Las calles del  centro tienen algo mágico y especial, y uno no se cansa nunca de recorrerlas. La Latina, Ópera, Sol, Callao, Malasaña, el Barrio de Salamanca… Madrid está lleno de sitios preciosos que ya conocerás por ti misma.

Hemos estado de tiendas, paseando de la mano, mirando ropa de bebé, imaginándote con ella puesta… hasta que unas gotas de fina lluvia nos han avisado que era mejor refugiarse en algún lugar, así que nos hemos metido en “Casa Labra” (ese bar de siglos donde las croquetas se convierten en caviar), y nos hemos tomado una cañita (la de Mamá sin alcohol) y una croquetilla cada uno.

Y de “Casa Labra”, directos a “El Gaucho”, ese argentino perdido en el corazón de Madrid, donde Papá y Mamá se escapan a comer siempre que pueden.  Allí hemos pedido, para los tres, unos chorizos criollos, unas empanadas y unas mollejas. Todo riquísimo.

Y después, a casita, a echarnos los tres juntos una siesta.

Hoy ha sido un día bonito para Papá y Mamá, Paula, aunque tú no lo sepas.

Ya vendrás a este rincón, algún día, y lo leerás.

Y ya verás, cuando nazcas, cuando llegues a este mundo y crezcas, qué fácil es ser feliz, si no necesitas mucho. Sólo el cariño y el amor de la gente que te importa, la amistad de tus amigos, tus propias ilusiones, y el calor de la familia.

Tú eres muy afortunada, Paula. Aún no has nacido, y ya hay un montón de gente esperándote para ayudarte a ser feliz.

Papá